Pienso por un segundo como seria poder tirar las estrellas del cielo acertando las con diminutas rocas. Idea muy disparatada, he de reconocer. Me encuentro bajo el manto nocturno y yo, como buen adolescente indolente, sentado en un columpio del parque mientras intento fundir el horizonte con la mirada.
Me balanceo ligeramente para hacer que el chirrido del columpio rompa el silencio que se ha formado. 1, 2, 1, 2
Empiezan a caer gotas. Me pongo la capucha y sigo con los ejercicios de balanceo. 1, 2, 1, 2
Me detengo un momento y pienso... y luego sigo. 1, 2, 1, 2
Empieza ha llover a cantaros y los truenos iluminan el parque. 1, 2, 1,2
Y... paro. Me paro y me levanto. Y me voy. Ando hasta la playa y me he tirado en la arena humedecida por la lluvia. Y creo que me he dormido... y estaría bien poder romper las nubes con diminutas piedras, el ruido de la lluvia molesta cuando quieres dormir.
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