jueves, 17 de mayo de 2012
Me creía, desde el principio, el superhombre que rechazaba la voluntad de poder negativa, que daba a dios por muerto y creaba y manipulaba su propio destino. Pero me paro a reflexionar y es que el condicionamiento que la sociedad ha preñado en mi mente, emponzoñándola, me lleva a seguir una serie de conductas que creía mías, y, para sorpresa, no son mas que copias de una serie de modelos a los que admiro.
Ya fuese durante mi epoca friki, skater, dandy y, actualmente, bohemia, no dejo de fijarme y copiar. Nietzsche me dice que el superhombre ha de ser individual, que no ha de seguir modelos. ¿Pero cómo hago yo eso? ¿He de crearme un propio modelo de conducta, una propia moral, una serie de valores dogmáticos vitales únicamente salvaguardados por un orgullo que habrá de mantenerse firme ante cualquier otro tipo de influencia externa?
En el caso de que llegase a conseguir el estado de voluntad de poder positiva absoluta y renegase de las influencias ajenas estaría incumpliendo la segunda función, cualidad, que ha de cumplir el superhombre: La experimentación.
Observamos y curioseamos, como ratones que saltan hasta los barrotes de su jaula cuando alguno se aproxima a la misma. Olfatean, sea la pipa ofrecida por la gentil mano humana o una fría garra gatuna que se clave en su cabeza acabando con su existencia y, en consecuencia, con su curiosidad. Nosotros somos ese ratón y, en el caso de que pudiésemos vencer el instinto de aproximarnos a los barrotes a explorar al intruso, podríamos elegir el mantenernos ajenos a la entidad. Permanecer fríos dentro de nuestra jaula, aislarnos y adoptar una conducta pasiva y retraída. Esto no dejaría de ser un nihilismo, ahora alimentado por un confinamiento propio que antes se atribuiría a dios. Nuestra segunda alternativa es ofrecernos al devenir, seguir el instinto y probar suerte. Puede que sea el zarpazo lo que nos depare el abandono de nuestro autoconfinamiento, pero igualmente podemos obtener la pipa altruista del devenir.
Una vez expresado esto convendría reflexionar; si crear y seguir nuestra individualidad o probar a conocer cosas nuevas siguiendo distintas corrientes, siendo la oveja que salta de manada en manada buscando cual mas placentera le pueda resultar.
Si elegir entre el raton frío y distante o el curioso y buscavidas. Esta simpática duda me la ha proporcionado Nietzsche.
lunes, 10 de octubre de 2011
Sueño que estoy en unos grandes almacenes en los que sólo venden trencas de pana y, por algún casual, yo adoro las trencas y la pana.
Me acerco a la dependienta y le explico en inglés que quiero comprar una de esas estupendas trencas. Ella me mira y sonríe, como si no me entendiese y le pareciese ridícula mi forma de hablar.
Empieza a entrar gente y miran la variedad, que es más bien nula. Las prendas están por todas partes, incluso por el suelo, pero una extraña fuerza me impide coger una y mostrársela a la tributaria para que me la cobre.
Los clientes recién llegados cogen las trencas y se las compran a las vendedoras que, así de súbito, se han multiplicado y ahora son cuatro.
Vuelvo a intentar comunicarme con la dependienta. Pero mi ingles sigue siendo insuficiente para que ella comprenda que quiero comprar una trenca de pana.
El almacén empieza a llenarse, esta todo plagado de guiris comprando las trencas. Me muevo entre el mar de gente y le grito a las empleadas, que ahora son veinte, que quiero comprar una trenca, en ingles, claro. Pero sus risas siguen ahí, todas paran lo que están haciendo para mirarme y reírse.
Finalmente el almacén se ha vaciado, no quedan ni clientes ni dependientes, y mucho menos trencas.
Me levanto del suelo, que estaba enmoquetado en pana, y me dirijo a la puerta y salgo. Todo el mundo lleva puesta una trenca de pana, todos menos yo. Yo estoy en calzoncillos.
viernes, 16 de septiembre de 2011
domingo, 31 de julio de 2011
Game Master nuestro
viernes, 3 de junio de 2011
Why so serious?
Los camareros empezaban a recoger las sillas y a limpiar las mesas.